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La fórmula perfecta para una crianza desastrosa III: Relación con el mundo

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En un mundo cambiante, diverso, global, conectado, es cada vez mayor el reto de ofrecer una crianza coherente a los niños. Además de la relación consigo mismos durante la infancia y la relación con los padres, hoy te invito a reflexionar sobre la relación con el mundo que le ayudas a tus hijos a cultivar o aquella que has cultivado tú mismo a lo largo de tu vida.

Fórmula 3: Ellos y el mundo

Existe un mundo fuera de tu casa, y es con ese mundo con el que tus hijos necesitan aprender a relacionarse. Si lo que deseas es una crianza desastroza asegurate:

Que haga siempre lo que quiere

Tienes poco tiempo libre y lo que menos quieres son pataletas, rabietas, insistir en algo, tener que quedarte en casa porque tu hijo se ha portado mal y le has dicho que no saldrá hoy. Permite que haga lo que quiera, cede a sus chantajes y rabietas. Hoy dile que sí puede hacer algo que ayer le habías prohibido. Que te hable a gritos está bien, es que mi niño es así pero no es malo.   Ya está hecho, estás listo para disfrutar de tu futuro tirano personal. Aquí un adelanto de lo que te espera ¡400.000 jóvenes españoles maltratan física o verbalmente a sus padres!

Pero si prefieres evitar vivir con un tirano necesitas poner límites claros y definidos a tu hijo. A los niños les produce gran angustia no tener límites, por ejemplo si un día le permites comer todas las chuches que le apetece y otro día le riñes por comerlas, él se confundirá. Además de confundirse sabrá de tu incoherencia y siempre buscará que cedas a sus caprichos. Si eres consistente en tus normas será más fácil para tí decirle NO,  mantenerlo y que él lo acate. Ten muy presente que un niño necesita coherencia, encontrar siempre la misma respuesta a la misma situación (qué le está y qué no le está permitido), lo contrario les genera confusión e inseguridad.

Que sea el centro del mundo

Tu hijo es el dueño del parque, de los juegos, de la pelota, puede pegarle a otros niños si quieren subir al tobogán. No, no soy exagerada, es la cotidianidad de algunos padres y madres que asisten incrédulos al comportamiento negligente de padres que no enseñan a sus hijos la importancia del respeto al otro en la libertad personal.  Tal vez porque los mismo padres no lo aprendieron.

Agótalo con actividades extraescolares y larguísimas jornadas escolares

Evita que disfrute de tener sueños, mejores amigos, experiencias culturales, contacto con el arte o los deportes. Llévalo a que practique aquel deporte que tu no pudiste.  De esta manera te aseguras de que no sepa qué le gusta ni en qué es bueno y así estará frustrado y desorientado toda la vida.

Por el contrario, si tiene una infancia rica en experiencias, amigos, actividades libres (no las extracurriculares que los agobian y fatigan) les estás ofreciendo la semilla para el florecimiento de su sentido de vida. Podrá encontrar lo que le apasione. Permite que explore, que asuma retos y que busque superar sus propios límites.

Mételo en una bola de cristal, desinfectada y aclimatada

Si crees que el mundo es un lugar excesivamente peligroso para tu hijo así será. Básicamente porque jamás aprenderá a hacerle frente a ese mundo y cuando no estés a su lado para protegerlo o salvarlo, el mundo lo devorará. Observa si tu discurso está cargado de: no puedes, eres pequeño, te harás daño, no estás preparado, no toques, no comas, eso no te va a gustar, eso no lo sabrás hacer. Obviamente tendrá que existir un mínimo de protección y de sentido común con respecto a la seguridad de tus hijos, sin embargo en muchas ocasiones el temor o la falta de tiempo para permitir a los niños explorar, ensayar, probar, caerse, equivocarse y volver a probar, impide que tengan una mayor sensación de seguridad y confianza en sí mismos.

Si confías en tus hijos ellos te irán dando la pauta de su ritmo, de qué pueden y qué no pueden hacer por sí mismos. Muchos niños que sufren de problemas respiratorios viven en espacios en los que no se les permite “respirar”. El exceso de protección habla del miedo de los padres y ese miedo es transferido a los hijos.

Bajo ningún concepto permitas que se aburra

Por ningún motivo permitas que tu hijo se aburra, haz lo que sea necesario para que esté permanentemente entretenido o  conectado con una pantalla. De esta manera le aseguras que se acostumbre a la satisfacción inmediata, no aprenderá a esperar y en especial a que tú tienes que resolverle todas las inquietudes o dificultades.

Si le permites que se aburra, que tenga que buscarse la vida para entretenerse (siempre que no sea con una pantalla) le ayudas a desarrollar su creatividad, su ingenio, sus habilidades para resolver problemas. Claro está, no es cómodo para tí, es más sencillo enchufarlo a una pantalla.

Gracias por compartirnos tus propias experiencias.

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