Psicología
para la acción

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¿Qué es el casco periférico? La voz crítica que puedes quitarte cuando quieras

Tabla de contenidos

Quizás la has escuchado muchas veces. Esa voz que te juzga, que te exige, que te dice que no es suficiente, que vas a fallar, que no deberías sentir lo que sientes. Esa voz que se activa justo cuando estás a punto de hacer algo importante, cuando quieres decir que no, cuando decides cuidarte, cuando te ilusionas con algo nuevo.

Hace un tiempo escuché una forma brillante de nombrar esa voz: casco periférico. Esta manera de nombrarlo me pareció creativa y profundamente útil. Me puse a investigar, y descubrí que su origen viene de Víctor Ayala y Los Tres Guías. Me sorprendió ver que, aunque muchas personas lo mencionan en redes, nadie cita la fuente ni profundiza en su sentido real.

Por eso hoy quiero compartir contigo este concepto. Porque ponerle nombre, forma e intención a esa voz crítica que te sabotea es el primer paso para quitarle poder.
Un casco… puedes imaginarlo. Puedes verlo. Y eso lo hace manejable. No eres tú. No es parte de tu cuerpo, ni de tu esencia. Es algo que puedes quitarte.

Cuando logras ver a esa voz como algo externo a ti, como un casco que se activa automáticamente, pero que puedes apagar conscientemente, recuperas el poder de decidir quién eres y cómo quieres vivir.

¿Qué es el casco periférico?

El casco periférico es una metáfora poderosa para describir ese sistema de pensamientos, creencias y mandatos que según https://lostresguias.com/ ha sido instalado en tu funcionamiento. Hoy te doy una perspectiva más adaptada al lenguaje psicológico, por eso me parece brillante este concepto, porque es profundamente clarificador. Ese conjunto de creencias y mandatos se han instalado en tu mente y que operan en automático , haciéndote creer que te protegen… pero en realidad te limitan.

Es esa voz crítica que se aprendió desde el miedo, desde la necesidad de ser aceptada, de sobrevivir emocionalmente. Ahora se vuelve contra ti. Porque te impide avanzar, disfrutar, decidir .

Y lo más importante: no eres tú.
Es un mecanismo. Un casco. Algo que puedes observar… y quitarte.

¿Cómo se forma ese casco?

Tu casco periférico no apareció de la nada. Se construyó con los años, a partir de:

  • Las exigencias que recibiste: “tienes que ser la mejor”, “no puedes fallar”, “no seas débil”

  • Los silencios que habitaste: cuando sentiste dolor y no hubo espacio para expresarlo

  • Las creencias que introyectaste: “no soy suficiente”, “si me muestro, me rechazan”, “si descanso, soy egoísta”

  • Las heridas que nunca se cerraron: esas que convertiste en autoexigencia, perfeccionismo o culpa

Es como si, poco a poco, este casco parecía protegerte. Pero ahora ese casco te impide escucharte, sentir, moverte con libertad.

¿Cómo saber si lo estás usando?

Algunas señales comunes de que tu casco está activo:

  • Te hablas mal cuando algo no sale perfecto

  • Sientes miedo o bloqueo cada vez que quieres hacer algo nuevo

  • Te exiges constantemente, aunque sientes que no puedes más

  • Tienes pensamientos que te paralizan: “no soy capaz”, “esto no es para mí”, “voy a fracasar”

  • Te cuesta disfrutar sin culpa

  • Te cuesta aceptar cumplidos, descansar, o simplemente ser

No eres débil por sentirte así. Solo te está dirigiendo una estructura de la que te puedes deshacer.

Lo que pasa cuando te lo quitas

He acompañado a muchas personas en procesos donde el sufrimiento no venía tanto de la realidad externa, sino de esa voz interna constante que saboteaba cualquier intento de bienestar.

Cuando empiezas a darte cuenta de que esa voz no eres tú, que puedes observarla sin obedecerla, algo profundo se transforma.

He visto a mujeres que cargaban años de autoexigencia empezar a sentir alivio solo con poder decir: “esto no es mío”.
He visto cómo cambia el cuerpo cuando se desactiva el juicio constante. Cómo aparece la respiración, la ternura, el permiso a descansar.
Y cómo, poco a poco, cuando el casco se silencia, aparece tu voz verdadera y surge la paz en el corazón.

Psicología para la Acción: diálogo consciente con tu casco periférico

Te propongo un ejercicio breve para empezar a tomar distancia de tu casco periférico.

Tómate unos minutos. Busca papel y lápiz, y sigue estos pasos:

  1. Reconócelo

    • Escribe una frase típica que te dice tu casco.

    • Ejemplo: “Vas a hacer el ridículo”, “Te estás quejando otra vez”, “No deberías sentirte así”.

  2. Descríbelo

    • ¿Cómo suena esa voz? ¿Es dura, sarcástica, triste?

    • ¿A quién te recuerda? ¿Tiene rostro?

  3. Desidentifícate

    • Escribe: “Esa voz no soy yo y no me sirve”.

  4. Decide

    • ¿Qué necesitas tú, ahora mismo, que esa voz no te está permitiendo escuchar?

  5. Actúa
  • Realiza una actividad de concentración, y cada que el casco active su voz, con firmeza dile que se calle que ahora no tienes tiempo para él. Puedes colorear mandalas, leer poesía, dibujar, escuchar atentamente letras de canciones edificantes, o meditar llevando la atención a la respiración como te he enseñado en otras entradas o en este video.

Haz esto cuantas veces lo necesites. El poder está en recordar que puedes observar sin obedecer.

Si deseas otros ejercicios para deshacerte de tu casco periférico déjamelo saber en los comentarios.

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  • Reconocer tu voz crítica sin identificarte con ella

  • Romper con patrones mentales que ya no te sirven

  • Construir una confianza genuina, suave y profunda

Una herramienta diaria para quitarte el casco, reconectar con tu esencia, y empezar a ser tu aliada.

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