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¿Es posible vivir sin preocupaciones?

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¿Eres de esas personas que desde pequeñas han estado preocupadas? Te preocupabas por si te preguntaban algo y no sabrías responder,  por si necesitabas ir a un sitio y no sabrías como,  por si se desataban tus cordones y tu madre no estaría para atarlos y por tanto dejabas de jugar. ¿Desde entonces crees que no es posible vivir sin preocupaciones?

Conforme has ido creciendo ¿te preocupas por cada resultado posible? ¿tratas de anticipar cualquier cosa que podría ir mal? Eres de los que necesita hacer listas de comprobación para todo, para un viaje, para una cena, para una actividad? ¿Crees que será terrible olvidar algo en el último momento?

mujer sorprendida

Una vez una amiga estaba preparando sus maletas para un viaje, estaba muy estresada y revisaba una y otra vez sus listas de “cosas que necesito llevar”. Al verla le pregunté: ¿pero qué es lo que te estresa tanto? Y responde: no quiero llegar allí y darme cuenta que he olvidado algo. Entonces le dije: vas a una tienda y lo compras. Se sentó en su cama, respiró profundo y dijo: pues sí, no lo había pensado. La solución es así de simple y es probable que esta persona llevara años pasando por el mismo estrés previo a cualquier viaje.

Si eres de los que se preocupan, es probable que creas que hacerlo te ayuda a prepararte para cada resultado posible, sin embargo es todo lo contrario, al preocuparte interfieres en tu capacidad para resolver problemas. Te centras en los problemas y no en las posibles alternativas de solución. La preocupación te atrapa y eso te impide ver soluciones simples como en el caso del niño que deja de jugar para que no se desaten sus cordones, su anticipación le ha impedido pensar que pedir a cualquier adulto o un niño mayor que le ate sus cordones le resolvería el problema y podría jugar tranquilamente.

Vistas desde fuera de ese círculo vicioso que crean, las preocupaciones muchas veces parecen absurdas, sin embargo consiguen atraparte en el “y si” que no te permiten moverte más allá de esos “y si” para pensar en consecuencias reales.

Puedes sentir que tus preocupaciones son específicas, pero nada más lejos de la realidad. Puedes estar pensando ¿y si de repente caigo enfermo? ¿Y si me quedo sin trabajo? ¿Y si le pasa algo a mis hijos? ¿Y si le sucede algo a mis padres? ¿Y si me abandona mi pareja? Eso no es específico? Me preguntarás.

Pero las consecuencias reales que temes no son las que tu crees o las que parecen evidentes, probablemente te preocupa la enfermedad porque crees que puedes morir, o porque no podrás trabajar, o porque no quieres depender de ninguna persona, o porque lo pasaste mal en alguna enfermedad anterior, o porque te sientes solo y no tienes quien te acompañe.

La mayoría de la gente que se preocupa no piensa en las consecuencias reales de lo que sucedería si los eventos que les preocupaba realmente se produjeran. Dicen cosas como: «Sería terrible» «sería horrible» o «sería lo peor que podría suceder», pero como viste en el párrafo anterior, nunca llegan a las características específicas de las consecuencias temidas si sus preocupaciones llegan a hacerse realidad. En su lugar, al preocuparse terminan por crear un tren interminable de preocupaciones inútiles, vagas y sin embargo terribles para quien las experimenta.

tren preocupacion mujer

¿Cómo detener el tren y vivir sin preocupaciones?

1) Pon tu lupa en los “y si”. Pasa del “y si” a las consecuencias. Ante el pensamiento ¿Y si me abandona mi pareja? Podrías preguntarte, ¿entonces qué? Sería horrible! ¿Entonces qué? Voy a terminar solo. ¿Entonces qué? Estaría solo para siempre ¿Entonces qué? Moriría infeliz y abandonado porque nadie en el mundo me amaría.

Cuando observamos la consecuencia final parece menos probable. Obviamente, algunas personas nunca encontrarán una pareja, otras muchas están descontentas con sus parejas o viven sus vidas sin amor romántico, pero ¿cuáles son las probabilidades reales de que esto te suceda? Tienes amigos, podrías en el futuro conocer a alguien que te pueda interesar y aún si no es así, seguro habrá miembros de tu familia que te acompañarían en el lecho de muerte, incluso imaginando el peor panorama, estar solo te obligaría a aprender a vivir contigo mismo, a amarte y valorarte, ahora bien, si no lo haces es tu decisión, no un terrible fruto del azar. Así que en realidad lo que probablemente te preocupe es que sería decepcionante que tu pareja te abandone. Eso es mucho menos aterrador que la preocupación inicial.

2) Pon tu lupa en los “y si”+ resolución de problemas. Así que digamos que te preocupa perder tu trabajo. Después de seguir los “y sí” te das cuenta que te preocupa la carga financiera que tienes actualmente. La pregunta correcta es ¿qué podría hacer para aliviar la carga financiera? Podrías realizar un listado de contactos para enviar tu curriculum. Podrías realizar un listado de trabajos en los que te podrías desempeñar para ampliar las posibilidades. Podrías echar mano de los ahorros. Podrías vender el coche y usar el servicio de transporte público. Podrías cambiarte a una casa en una zona más económica o una casa más pequeña y si tienes casa propia podrías venderla y en el peor de los casos compartir gastos con otra familia o alquilar una habitación, el hecho es que no necesariamente terminarías viviendo en la calle.

La preocupación interfiere con la resolución de problemas por lo que es importante sentarse y objetivamente pensar qué opciones existen si ese evento tan temido se diera de verdad. Este simple ejercicio hace que la situación pareciese menos problemática, porque te das cuenta que tienes algunos recursos para hacer frente a la situación incluso en el peor de los panoramas.

3) Tiempo para la preocupación. Un temor habitual es no poder controlar las preocupaciones, una vez empiezas a pensar en ellas parece que no puedes parar. Una buena alternativa para ésto es programar un tiempo para preocuparse y posponer las preocupaciones hasta que llegue la hora de las preocupaciones. Generalmente, te encontrarás con que cuando llega la hora programada para las preocupaciones, la preocupación inicial ya no es una preocupación o por lo menos ya no tiene la intensidad de antes y puedes ver alternativas de solución mucho más fácilmente. Así mismo, si tienes la tendencia a preocuparte verás como sentirás poco a poco menos necesidad de hacerlo cuando sabes que tienes un tiempo específico para dedicarte a ello más tarde.

4) Participa en las actividades de ocio, como mindfulness, pilates, yoga, nordic walking, estiramientos, meditación o simplemente sal a dar un paseo. Esto te ayuda a reducir el nivel de ansiedad que puedas experimentar en la vida diaria, lo que reduce a la vez la tendencia a preocuparse.

5) Reconoce que preocuparte no es lo mismo que adivinar el futuro. Por más que te preocupes no podrás evitar lo que sea que tenga que suceder. En ocasiones antes situaciones difíciles e inesperadas sientes que si hubieses estado más atento y preocupado lo habrías podido evitar, pero no es así, por eso se llaman inesperadas porque suceden sin más. Asume que nunca serás capaz de prever todas las consecuencias potenciales de cada una de tus acciones y que por lo general preocupante no te ayuda a planificar tu futuro. Abrazar la idea de que situaciones inesperadas, negativas, decepcionantes suceden a veces, y cuando lo hacen, lo único que puedes hacer es buscar la mejor manera de lidiar con ellas.

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