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Dejar el drama y el sufrimiento

Tabla de contenidos

6 Pautas para dejar el drama y el sufrimiento

Es ciencia y puedes aplicarlas.

Parte I

En esta entrada verás cómo las claves del funcionamiento del cerebro te permitirán comprender de qué manera podrás desDramatizar el drama en tu vida cotidiana. Podrás aplicar estas estrategias a las problemáticas que tienes para así llevar vidas más armoniosas. Dejarás atrás el drama y el sufrimiento, es ciencia y puedes aplicarlas rápidamente en tu vida.

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Objetivo #1, sobrevivir

Debemos partir por comprender que tienes un cerebro diseñado para la supervivencia. Podemos decir que nuestro cerebro está entrenado en centrarse en lo negativo. Se ha desarrollado para evitar amenazas, ya que son las experiencias negativas las que tienen más impacto en la supervivencia. Si no atiendes a un animal peligroso que se acerca es probable que no sobrevivas.

Sin embargo, superada la evaluación inicial, si la supervivencia no está en riesgo, permanecer en alerta y sufrir es tu elección.

En la entrada Mis dramas me enferman veías cómo tu biología ante el peligro activa todo un sistema de protección del  organismo. Si al final comprueba que el depredador es una situación en la que te ahogas y que no puedes controlar, la biología ofrecerá la respuesta que ha encontrado como la más adecuada. Este proceso lo explico en Cuando tus conflictos te enferman. De esta manera tu biología te permite tomar conciencia del drama en el que te has sumergido y del que no éras consciente.

Pautas para dejar el drama y el sufrimiento

Poco a poco le dirás a tu cerebro que en muchas otras áreas de tu vida no existe peligro y ésto te ayudará a sentir mayor confianza para resolver, afrontar o aceptar la situación que estás viviendo.

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Una vez asumido que tienes un drama, un dolor, un sufrimiento, padecimiento, una situación conflictiva o un tema pendiente por resolver y comprendes cuál es el propósito de ésta situación, lo primero y más importante que puedes hacer es:

1. Llenar la poza con agua limpia:

Además de estar entrenados para centrarnos en lo negativo, tenemos como costumbre alimentarnos de negatividad. Y ¿cómo cambiar esa negatividad? Tu mente es como una poza (pozo, charca) de agua sucia. No puedes simplemente darle vuelta para que toda el agua sucia salga de ahí. Entonces que hacer?

Para limpiarla lo mejor que se puede hacer es dejar caer sobre ésta un chorro muy potente de agua limpia y a medida que el agua se desborda, el agua limpia reemplazará el agua sucia. De esta manera la poza tendrá agua cada vez más limpia.

Con la mente podemos hacer igual. Llénala de agua limpia, llénala de pensamientos, ideas, películas, libros, conversaciones limpias, nutritivas, bondadosas y sobre todo compasivas. Una vez tienes nuevos contenidos en la mente podrás cambiar de foco.

2. Cambiar de foco:

Claramente lo primero será resolver de la mejor manera la situación perturbadora, bien haciendo uso de la nueva información con la que has alimentado tu mente. O bien haciendo aquello que has pensado hacer hace años pero que no te atreves porque piensas en el qué dirán, se enfadarán, no me amarán y un largo etc. Sin embargo hay situaciones sobre las que simplemente no puedes actuar, entonces actúa sobre tí y tu manera de experimentarlas.

Así que cambia el foco de atención, ocúpate de otros temas, puedes fijarte nuevas metas, planes o actividades y no quedarte dándole vueltas al problema como una noria (rueda de Chicago), decisión además de desgastante, inútil.

3. Hacer, hacer y hacer:

Cambiar de foco implica hacer cosas distintas, bien decía Einstein que no podremos encontrar respuestas distintas mientras no cambiemos la manera de ver y hacer las cosas que queremos resolver. Si nos sentimos paralizados podemos estar en un estado de pánico, así que hay que moverse.

Es el momento de probar esos nuevos planes, de aprender lo que has querido desde siempre, de cambiar las rutinas, incluso las más sencillas de la vida cotidiana. Es hora de aprender a respirar, de salir a caminar, de bailar, de llamar a los amigos con los que no hablas hace más de un año. Haz lo que quieras pero haz algo, actúa. Poco a poco le dirás a tu cerebro que en muchas otras áreas de tu vida no existe peligro y ésto te ayudará a sentir mayor confianza para resolver, afrontar o aceptar la situación que estás viviendo.

Esto no termina aquí, verás los siguientes tres pautas en la entrada Recursos internos para la salud emocional. 6 Pautas. Parte II

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